Inspirado en la novela L'amant de Marguerite Duras
Ante la noche estridente y efervescente, pero ignorada, de la noche nueva, Nadia se sienta a descansar los pies agitados y llorosos. Con la pierna derecha apoyada sobre el sillón, semi-rojizo y desgastado por los sudores excitados de cuántos amantes han pasado por él, Nadia se hecha hacia atrás y cierra los ojos.
A su derecha, a su izquierda, ellos. A su izquierda, un hombre, demasiado viejo. A su derecha, otro hombre, demasiado lejos. En frente, un jóven, perfecto. A su derecha, el jóven perfecto, cercano. Junto a su pierna el jóven perfecto y cercano, deseado. Sobre su muslo, el jóven perfecto, cercano y deseado, besado. En su pecho, el jóven perfecto, cercano, deseado y besado, tocado. En su boca, el jóven perfecto, cercano, deseado, besado y tocado, inflamado. Entre sus piernas, el jóven perfecto, cercano, deseado, besado, tocado e inflamado, se incendia y desmembrena mientras gime a una noche cada vez menos oscura, cada vez más deslumbrada de gaviotas en vuelo después de la lluvia.
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