jueves, marzo 24, 2011

Fragmentos: "También el exilio enseña a interrumpirse" Carlos Pereda


"[...] A menudo se aceptan algunos deseos como los más importantes. A la vez, no dejamos de defender dos o tres convicciones como configurando una parte decisiva o, tal vez, la parte más decisiva de quienes somos y, con fuerza, nos aferramos a hábitos y costumbres que articulan trabajos y descansos y sus varias emociones. De acuerdo al arte de interrumpirse, frente a tales deseos, convicciones, hábitos, afectos, conviene a veces hacer una pausa, tomar perspectiva, respirar hondo varias veces, hacer otra pausa…, y pensar. Hasta en ocasiones vale la pena arriesgarse a explorar otros horizontes, en particular, otros horizontes de pensamiento― opuestos a los que frecuentamos.

Por decirlo así, el arte de interrumpirse ayuda a lavar los ojos y las orejas para poder ver y escuchar lo que a menudo ni vemos ni escuchamos; sobre todo aquello que, por malas razones, no queremos ver ni escuchar. [...]

Ese desautorizar sustentos duraderos también combate a quien procura apoyos demasiado rígidos para las creencias, los deseos, las emociones, los intereses, las acciones. Se trata de un modo de socavar la tentadora prepotencia que alimenta las fantasías de lo definitivo ésas que promueven los gobiernos, los partidos políticos, los periódicos, las televisoras, las universidades, las escuelas, las familias, casi cualquier grupo más o menos organizado... y su cómplice teórico inevitable: el exasperante afán de cielos protectores. [...]

Andarse entre quebraderos de cabeza es un estado eminentemente activo. Como toda acción, cuesta trabajo: cuesta mucho trabajo. Por eso, hay que esforzarse de veras para evitar el sonambulismo de las adicciones y escapar del camino prefijado por ellas. De esa manera, entre desacuerdos también consigo mismo, hay que ponerse a trabajar en contra de la dirección única. Se trata también de no tener miedo a interrumpirse y vagabundear un poco, en ocasiones corriendo el riesgo de abandonarse a lo ajeno, a lo extraño, incluso a lo radicalmente diferente. [...]

Así que todo el poema es un ejercicio en el arte de interrumpirse: se procura recordar que a veces dejarse hundir sin interrupción en los extravíos del dolor desatiende lo que más importa, las prácticas de recomenzar, las historias futuras por vivir. [...]"



Fragmento del ensayo que próximamente será publicado en: París-México: capitales del exilio. Ed. Adriana Romero-Nieto. México: Casa Refugio Citlaltépetl A.C., 2011.

lunes, marzo 21, 2011

se acabaron las palabras que te envío
he decidido dejarlas colgadas en la puerta
espero alguien más venga por ellas
o que se queden ahí, entumecidas, un poco frías

como el té negro que me tiendes por la mañana

ya no llames para recogerlas, olvida
que existieron o que te fueron concedidas
que se queden suicidarias frente al abismo
veamos si tienen el valor y en algún momento

se desgranan una por una, hasta volverse polen

o veneno diluido en la taza que me regalas esta noche

viernes, marzo 11, 2011

está de más la llamada, el abrazo ciego y la boca desnuda
qué más da si dibujo un puerto, una calle vacía y con ello
justificamos el temblor constante, el sol incierto
está de más el cuerpo, la caída al abismo y tu paso mudo
qué más da si llegamos hoy, mañana o cuando estemos muertos

martes, marzo 08, 2011

la despedida final, aquella sin palabras fantasma, la real, desnuda, partiendo al viento sin vuelta de regreso