viernes, marzo 17, 2006

Debería

Debería de estar escribiendo el artículo que me habían anunciado desde hace tres semanas, pero en vez de eso estoy posteando. Tanto té negro con leche hace que me arda la panza y de seguro mañana las vibraciones de los intestinos van a cantar camino a la Universidad.
Antes de estar aquí estaba leyendo un blog de una chica regia, bastante bueno, creo que se llama Extratexta, pero ya no estoy segura. La verdad es que no estoy segura de nada, ni siquiera de las últimas 400 palabras de mi artículo sobre arte digital, a lo mejor ya hasta estoy plagiando a los libros que tengo a lado. Debería de darme a la fuga entonces, antes de que me busquen por ignorar los derechos de autor. Debería de revisar mi texto y agregarle las comillas y referencias según el mentado MLA, debería de ser más responsable y haberlo terminado el fin de semana, debería de dejar de tomar té con excedrin para mantenerme despierta, debería de ponerle calcetines a mis pies desvelados, debería de ir a lavarme la cara para ver si con el frío de la madrugada despierto, debería de golpear mi cabeza para saber si mis neuronas siguen conectadas, debería de cerrar la puerta para evitar que la luz despierte los ronquidos de los otros, debería en realidad de dejarme de pendejadas.

La anunciación

Pasó el filón de interferencias por los ríos de cobre dormidos, la amplificación se desmembró en la voz tras la bocina y sobrevino el rostro encendido de esperanza. Esa esperanza que se estaba cuajando dentro de la taza de té madrugador, esa que en ocasiones sale en las noches a revolcarse con el cansancio y participa apuestas ilegales en la casa del destino. Hace unas noches que las vértebras del oído se entusiasmaron con las vibraciones de las cuerdas y aún siguen retumbando alegremente en la cabeza. Pasó el filón de interferencias como telegrama de buenas nuevas y ahora la esperanza se ha despertado sin ojeras porque sabe que lleva tres días de haberle ganado al destino un millón de nuevas posibilidades.