Recuerdo cómo la despedida se aniquiló a sí misma
Cómo con el beso en la mejilla
Nos cortaste el aliento
Al subir al autobús me amarraste el llanto
Y el dolor se encerró solo, sin sistema dictatorial,
En la garganta,
Las lágrimas atravesadas con tranca, y la llave
En la maleta que cargabas con la derecha
Después, pude llorar sin importancia
Como cuando de prisión se es eximido
Sin comprender la libertad ni por ella dar ni un
Cigarro, mucho menos una moneda
Hoy he vuelto a soltar tres lágrimas
Desde la ventana escucho que regresas
Traes en la izquierda, sin carta de sentencia,
un puñado de tierra,
Con él quieres enterrar el revólver
La única prueba del suicidio de aquella despedida
envuelta en tristeza
Pero me gastaste el llanto
Quedé vacía como sombra sin piernas
Lo que ves ahora, lo que soy, los ojos frente a ti
Es la versión perfecta, la primigenia, sigue esperando
Que de una vez por todas y por fin, ya vuelvas
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