Siente el viento como si fueran las cinco de la mañana
como cuando sembramos narcisos
tan blancos como el destino
tan pálidos como el tiempo proscrito
deja el abrigo sobre la cama
no te hará falta, nunca hace falta
el frío de madrugada se sentirá tibio
porque proviene del horizonte marítimo
que se observa desde las líneas de tu palma
aquellas que recorres con dos dedos ciegos
perdidos en las ruinas de la concha de la caracola
en pedazos como el tiempo
en espejos rotos como el futuro no dicho
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