viernes, marzo 17, 2006

La anunciación

Pasó el filón de interferencias por los ríos de cobre dormidos, la amplificación se desmembró en la voz tras la bocina y sobrevino el rostro encendido de esperanza. Esa esperanza que se estaba cuajando dentro de la taza de té madrugador, esa que en ocasiones sale en las noches a revolcarse con el cansancio y participa apuestas ilegales en la casa del destino. Hace unas noches que las vértebras del oído se entusiasmaron con las vibraciones de las cuerdas y aún siguen retumbando alegremente en la cabeza. Pasó el filón de interferencias como telegrama de buenas nuevas y ahora la esperanza se ha despertado sin ojeras porque sabe que lleva tres días de haberle ganado al destino un millón de nuevas posibilidades.

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