Vaciá,basándose en el vacío No hay pasión Se me ha terminado Vacié hasta la última semilla En un cielo de focos fundidos Fui tonta: no la vendí. Ni la ofrecí en subasta, Tan sólo abrí mi mano Mojada ante la mirada Descuadrada de un cuerpo Plastificado y envuelto en Papel aluminio. La malgasté Como pasa con el dinero De las mujeres con marido Fue decisión Mía la decisión Mala inversión De esas que traen consigo Inflaciones y quiebras De esas que avientan Hambrunas y miserias. Le arranqué el aire De las raíces y bulbos Y se niega a renacer La dejé mucho tiempo Al lado de una mirada Desértica, en sequía Fui yo: la dí Me dí como el musgo Quise sacar los pies A caminar bajo el sol De un campo infértil Devaluado y sin irrigación. CONTINUARÁ... |
PARA LOS QUE DISFRUTAN SER SODOMIZADOS Y PONERLE MUCHO LIMÓN: HASTA QUE NUESTROS BIOPOLÍMEROS SE RENUEVEN. Un poco de relato, ensayo y poesía. Pero también de arrebatos sobre aquellos talentos de la música y el arte visual que vale la pena visitar.
martes, noviembre 30, 2004
Pseudopoesía de viaje III
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
2 comentarios:
Hola Adriana,
recibí tu comentario en mi blog y ni tardo ni perezoso me vine a visitar tu casa virtual. Muy bien decorada por cierto. Creo que la soledad, la lejanía y la extranjería te están despertando las zonas sensibles que de repente es necesario revisar en la chompeta de cada uno de nosotros. Un saludo solidario desde la tierra de los linchamientos y los santacloses anémicos y con halitosis alcohólica.
El poema suena muy a mi generación. Yo concebía a esos críos de la Ibero a los que perteneces (ciste?) como una nueva especie de cínicos más que desencantados o indiferentes. Buen camino el del arte para desahogar la vacuidad de un mundo que no se deja de moverse para que nos bajemos. En fin. Besos...
Ante tus versos, el desconsuelo entre ellos, el insomnio que tengo y el mísero divino deseo que tengo aún, hago una reverencia ante tu texto.
Estoy con la emoción de alcanzarte allá en Europa muy pronto, con la pasión de estar escribiendo bastante, con la peluda sensación de un segundo libro publicado, y con la severa nostalgia de tener que abandonar muchas cosas y muchas personas. Ady, me siento terriblemente yo, irreductiblemente yo mismo, y esa es mi mayor desconsolada alegría.
¡Salucita por la poesía y lo útilmente patético que es el ser humano!
Publicar un comentario