Valóságos y yo

Se llama Valóságos, mira con desmesura y sonríe sin presunción. Suele estar siempre de prisa, haciendo llamadas, buscando un empleo, cargando papeles, comiendo de latas. Posee mirada de foca a pesar de su corpulencia desmesurada y atractivamente viril. Se abrocha las agujetas de pie, cargando sus recuerdos en una sola pierna, para evitar agacharse y así no perder algunos segundos al levantar toda la carga de aquellos días rencorosos en los que sabía llorar. Al llegar a mí se desabotona el pantalón, se apoltrona sobre la cama nebulosa desecha en estrellas, y me mira con su mirada de foca. Me mira de frente parpadeando a-penas, mientras pienso en sus manos y en las gaviotas que desprenden cuando me atraviesa el velo epidérmico, me mira y habla en silencio mientras tanto; yo deduzco si me mira de veras.