viernes, noviembre 02, 2007

Encuentro

Entre las decenas de piernas, de reborboteos y de cruces de miradas, la causalidad dio comienzo a las primeras palabras, las cuales no salieron de lo comúnmente acostumbrado; pero hicieron hervir las córneas. El golpe del reconocimiento fue único, certero, preciso, inmediato, iluminador. La música reía a carcajadas mientras las copas se levantaban, la barra parecía hormiguear por los millares de manos solicitantes y por todos lados las conversaciones perdían coherencia.

El silencio en ocasiones nos interrumpía y ambos mirábamos hacía las esquinas en espera de encontrar nuevas preguntas para provocar nuestro cruce contínuo. Pregunté los lugares comunes y la noche sobrevenía frente a nosotros. De pronto la música se reclinó en una de las sillas y se dejó vencer con el sueño. Mientras yo seguía repitiéndome que tus ojos me calmaban la agitación planetaria y que quería encontrarme perpetua a tu lado.

Partimos, no sabíamos a donde. Pero ambos reconocimos que entre nosotros se estaban tejiendo las alfombras del cambio.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermoso!! Habrá algo que sea bello de lo que escribas en este blog???

Anónimo dijo...

Todo es mas que bello...No encuetro calificativos para describirlo, espero que no te agotes nunca tu energía para escribir.

Adriana Romero-Nieto dijo...

Gracias, ¡¡¡muchas gracias!!!
Yo también espero que la energía nunca se me agote; porque la escritura ha sido y es siempre el muelle al que regresan mis barcas después de largos viajes.